En el pasado las
infecciones bacterianas eran por lo general mortales. Por ejemplo, la peste
negra, llamada Peste Bubónica, atacó Europa en 1347, matando a 25 millones de personas,
se hubiera podido impedir con un antibiótico. Este enfermedad es ocasionada por
la bacteria Yersinia pestis, que tiene un mortalidad del 90 %, y
actualmente existe en muchos lugares en el mundo como las montañas rocosas,
pero ya no representa un peligro tan grande gracias a los antibióticos.
Dichas bacterias
atacan el sistema linfático y provocan que se inflamen lo ganglios, los cuales
se vuelven negros la inflamación por la necropsia (muerte de tejidos dentro de
ellos), dichas perturbaciones se les llama bubones.
En el pasado las
infecciones no eran curables, aunque ninguna lo era; se dependía de que el
mismo paciente, por medio de sus sistema inmunológico, se curara.
Con un nuevo
concepto salido del desarrollo en Europa del siglo XIX, hizo surgir un concepto
importante que permitió el surgimiento de la ciencia: el método científico. Lo
que dio herramientas a la sociedad para un desarrollo constante. Los investigadores
podían difundir sus descubrimientos y otros científicos podían comprobarse
dicho descubrimientos y hacer sus propias aportaciones. Así la comunidad podía
seguir avanzando acumulando información con cada descubrimiento importante.
El éxito de Pasteur y Robert Koch
en la producción de inmunidad a la cólera de las gallinas, el ántrax y la rabia
por la inoculación de toxinas producidas por las enfermedades ha estimulado a
otros investigadores a buscar métodos para producir la inmunidad a las enfermedades
infecciosas que afectan al hombre. El profesor Carl Fraenkel vacunados por
primera vez los conejillos de indias contra la difteria mediante la inyección
de ellos, con mucho cuidado, con toxina diftérica modificada por calentamiento
a una temperatura de 70 C (158 F). Posteriormente Behring comenzó sus
experimentos con respecto a la producción de la inmunidad, y se inyectaron los
animales con una mezcla de las toxinas y el tricloruro de yodo, aunque hoy se
inyecta dosis muy pequeñas de toxina pura a intervalos suficientes para los
animales descansar cómodamente. Desde entonces se empezó a usar el tricloruro
de yodo, para debilitar las proteínas que producen las bacterias patógenas para
enfermar a sus víctimas. Brieger y Wassermann producido inmunidad mediante la
inyección de un cultivo de bacilos de la difteria en un caldo de glándula timo,
después de haberlo calentado a 65 a 70 C (149 a 158 F) durante un cuarto de
hora. Roux y Vaillard inmunizaron animales por una mezcla de tres partes de
toxina y una parte de solución de Gram de yodo, las sustancias que se mezclan
unos pocos momentos antes de que se inyecte bajo la piel del animal.
Existían varias técnicas para
quitarle poder a las toxinas producidas por los patógenos. La más eficiente es
la desarrollada por Loewensteren utilizó fenol, que actualmente se utiliza par destruir
proteínas. Recordemos que las toxinas son proteínas. Pero existían métodos más
simples para volver inofensivas las toxinas, uno de ellos era colocar la
proteína toxica a luz de día indirecta.
En 1890 Behring demuestra el
hecho de que la sangre-suero procedente de un animal inmunizado fue capaz no
sólo de producir inmunidad frente a este mismo principio infeccioso en otro
animal, sino que, además, que poseía el poder de curar una infección en curso.
Este último trabajo correctivo de suero que contiene alguna antitoxina se llama
terapia de suero. El suero se llama un suero antitoxina debido a que contiene
un agente que antagoniza la toxina.
Además del suero, Ehrlich, Roux,
y otros encontraron que la leche de cabras y vacas que habían sido inmunizados
era una fuente de antitoxina, aunque esa leche era mucho menos activa que el
suero.
Se encontró que la difteria, el tétanos,
la meningitis, los estreptococos y otras podían ser atacados suero inmunológico.
Para dotar de inmunidad contra una bacteria patológica es simple. En un medio
de cultivo se cultivaba el organismo peligroso, al cabo de algunos días de incubación,
se toma el medio de cultivo y se separan los organismos y se aísla las toxinas.
Esto se inyecta en una animal, después inyecta en un animal, por lo general las
toxinas son muy peligrosas, pueden ocasionar la muerte de un caballo con una
cantidad muy pequeña. Por lo mismo se procedió a debilitar dichas toxinas o a
inyectarlas diluidas con soluciones salinas. Generalmente en dosis crecientes
en el trascurso de 80 días, hasta inocular toxina pura. El animal considera a
la toxina como un invasor y desarrolla defensas contra esta. Estas defensas son
también proteínas, pero muy pequeñas, llamadas anticuerpos. El sistema inmunológico
las produce en grandes cantidades y permanecen circulando en la sangre durante
años, y en algunos casos toda la vida, esperando que ese mismo patógeno invada
el cuerpo para atacarlo. De hecho en nuestra sangre circulan gran cantidad de
anticuerpos, diseñados para atacar a los patógenos que han ocasionado
enfermedades en nuestro pasado.
La producción de anticuerpos se
aprovechó para inocular animales con las toxinas o anatoxinas, dejar que el
caballo o conejo desarrollaran defensas (anticuerpos). Se tomaban varias métodos
para saber si el animal había desarrollado inmunidad contra la toxina, una de
ellas era sacar suero y colocarlo en una concentración elevada de toxinas y
esperar que los anticuerpos aglomeren a las proteínas toxicas y estas precipiten
en forma de una “pelusa blanca” en el fondo del frasco. Otro era que después de
varias inyecciones subcutáneas de la toxina, debilitada o muy diluida, se
procediera a inyectar la toxina pura para ver si el animal podría contrarrestar
sus efectos toxicos y el animal sobreviviera sin problemas. El número de
anticuerpos en la sangre del animal se mantiene estable durante años y cuando
su nivel empieza a bajar en cantidad se procede a inyectar de nuevo la toxina.
Existía otros posibles animales de
estudio, pero el suero de caballo resulto no ser, por si mismo, toxico para el
hombre y otro animales de estudio. Algunas sustancias que contiene el suero de
animales pueden se consideradas por el sistema inmunológico del hombre como
agente invasivo y desarrolla inmunidad, como la albumina, una proteína que se
encuentra en la suero de todos los mamíferos, pero que cambia mucho entre
ellos, pudriendo reacciones que podría costar la vida al paciente.
Los caballos seleccionados para
el fin de suministrar suero debe, ser entrenador de caballos normales de seis a
nueve años de edad, bien alimentados, pero incapacitado para trabajar debido a
alguna lesión en las extremidades. Estos caballos deben ser cuidadosamente
examinados para determinar la ausencia de lesiones de los órganos internos,
especialmente de los riñones, mientras que la ausencia de la tuberculosis u
otras enfermedades. Una vez lograda la inmunidad, y una vez cada dos semanas,
cada animal contribuye una cantidad de sangre proporcional a su tamaño y peso.
Usando la sangre con anticuerpos
se congela y se deja coagular y se separan los compuestos grades de la sangre,
cómo las células y las proteínas grandes. Con el primer proceso se obtiene
plasma y este pasa por filtros con cerámica para eliminar las proteínas grandes.
El suero tiene gran cantidad de
anticuerpos contra un patógeno en espacial y al inyectarse a un paciente con
esa enfermedad los anticuerpos del caballa atacan a las toxinas del patógeno provocando
que el paciente se recupere rápidamente de la infección. Generalmente el suero
se guardaba en hielo y lejos de la luz, por que podría dañarse.
Según pasaron los años la técnica
se fueron perfeccionando, y el numero de muestres por enfermedades infecciosas
fue disminuyendo gracias a los sueros. Aun hasta 1942 existían gran cantidad de
granjas donde se usaban animales para producir los sueros antitóxicos, siendo
un negocio muy rentable. Los grandes problemas era que el procedimiento era muy
meticuloso y la producción de sueros era escasa.
La técnica de sueros antitóxicos
desapareció con la llegada de loa antibióticos. Simplemente los antibióticos eran
cien veces más eficientes y podrían atacar varias enfermedades infecciosas,
otra era que eran mil veces más baratos y mil veces mas fácil de hacer y conservar.
Actualmente la técnica de sueros
se usa como antídotos para venenos de serpiente, alacranes y arañas.
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