Analizando las causas de muerte por exposición muy largas o intensas a una fuente radiactiva, encontramos que desde 1923 se tenía un panorama claro de las causas de muerte. Esto nos permite entender qué tanto faltaba en los conocimientos de esa época y qué tanto sabían cuando se utilizaron las armas nucleares.
Con el descubrimiento de Röniter de los rayos X en 1895, surgió un gran entusiasmo entre muchos científicos por entender y buscar aplicaciones prácticas a este fenómeno.
Uno de los más destacados fue Juan Albano Bergonié (1857 – 1925). Un médico radiólogo francés. Al principio de su carrera se especializó en terapia física, tratando de usar los avances científicos más recientes en sus terapias, como aplicar electricidad en los miembros paralizados para conseguir movimiento involuntario.
Cuando se comprendió que los rayos X producen imágenes precisas del interior del cuerpo, se aplicaban con mucha frecuencia sin tomar precauciones. Los primeros afectados fueron los técnicos que manejaban los aparatos. Presentaban lesiones en las partes del cuerpo que se exponía a los rayos con más frecuencia, sobre todo en las manos. En muchos casos se producían lesiones grabes, aparecían canceres, perdían la capacidad de producir esperma, sus hijos presentaban alteraciones genéticas y muchos técnicos murieron sin saber con exactitud la causa.
Bergonié participó en la aplicación de los rayos X en Burdeos, y fue testigo de las lesiones que empezaron a invadir a los técnicos en los primeros meses. Intrigado estudia este fenómeno, aplicando los rayos en ratones de laboratorio. Sus conclusiones fueron muy impactantes; actualmente sobrevive la Ley Bergonié –Tribondeau, que explica que las células con más actividad de división, o más jóvenes, son las más sensibles a los rayos X, las menos sensibles son las más especializadas y las más antiguas.
Encontró que los animales expuestos a los rayos X no presentan síntomas en el primer día. En el segundo día aparecen los síntomas, primero la piel donde se da una pérdida del pelo, porque los rayos destruyen los folículos pilosos, irritaciones, ulceras, pigmentación y, con el tiempo llega la muerte; y los que sobreviven tiende a padecer cáncer. Esto nos recuerda las descripciones de las enfermeras que atendieron a los pilotos de helicópteros que tuvieron que sobrevolar las instalaciones destruidas de Chernóbil, para arrojar diversas sustancias con el fin de detener la fuga de radiación; los jóvenes eran enviados a los hospitales después de cierto número de sobrevuelos, llegaban jugando y diciendo que no sentían malestar, pero todos decaen en cuestión de horas y la mayoría morían en menos de 48 horas.
Los demás síntomas son abatimiento, fiebres, respiración frecuente, anorexia, orina y deposiciones sanguinolentas; muriendo entre convulsiones al tercer día.
Henri Becquerel recibió de Pierre Curie una pequeña cantidad de radio, para seguir sus investigaciones. Éste guardo el pequeño frasco en su ropa, al poco tiempo encontró en su piel irritaciones, en donde el radio estuvo más cerca de su vientre. Becquerel comentó el incidente a Pierre y éste prueba poniéndose otro frasco en su antebrazo, consiguiendo la misma reacción, hicieron un reporte de inmediato.
A partir de ese momento se comprendió que los rayos X y los rayos de Becquerel, como se llamaba entonces a la radiación, actuaban de la misma forma en los tejidos vivos, independientemente de su fuente.
Madame Curie, para detectar las radiaciones, utilizó un método que hoy no se aplica. Las radiaciones pueden ionizar el aire, la cual le permitía conducir electricidad; con un dispositivo especial llamado electroscopio, examinaba el aire para ver si podía trasmitir la electricidad; todo indica que era un instrumento muy eficiente. En aquellos tiempos se consideraba que el organismo humano se convertía por ionización en un campo eléctrico que traía las partes del material radiactivo, sea de carga positiva a negativa.
La radiación ataca las células desde dentro. Golpea las moléculas que tienen funciones vitales, rompiéndolas. En la naturaleza existen radiaciones ionizantes, como los rayos ultravioleta del Sol, o los elementos radiactivos que forman nuestro cuerpo como el carbono 14. Las células están preparadas para reparas los daños que ocasiona la radiación natural. El gran problema que surgió a principios del siglo XX es la purificación de elementos muy radiactivos, lo que incrementa mucho la concentración de las radiaciones.
En esos tiempos se sabía que existían dentro de la célula orgánulos como la mitocondrias y cloroplastos, aunque no se conocía su funcionamiento. Las grandes moléculas del interior de las células, al ser golpeadas por la radiación, sufren alteraciones en los átomos que las forman, perdiendo sus funciones. Las mayor sensiblilidad se encuentran en el núcleo. Aunque se sabía, gracias a la teoría cromosómica de Miller, de 1921, que la información genética se encontraba en los cromosomas, no se podía precisar en qué parte. Los cromosomas están formados de DNA y de proteínas llamadas histonas, entonces no se podía saber cuál de las dos portaba la información hereditaria. El DNA son largas cadenas de varias subunidades, las bases nitrogenadas, que en su acomodo codifican la función hereditaria. La célula rapara con frecuencia esta molécula, pero cuando el daño es muy grande no tiene tiempo ni capacidad, se desactivan ciertas partes y la información que contiene no se puede utilizar para el funcionamiento del metabolismo celular.
Otras moléculas importantes son las proteínas, estructuras grandes (para el tamaño de la célula), formadas por una larga cadena de aminoácidos. Estas forman la maquinaria que produce la energía de la célula, realizando todas las funciones importantes para la vida. También son destrozadas por la radiación. En una situación ordinaria las proteínas dañadas son recicladas, y la célula sustituye las proteínas desgastadas. Pero cuando el daño por la radiación es muy importante, las células no pueden reponer todas las proteínas de inmediato, porque son muchas o por que la maquinaria molecular que las fábrica esta destruida.
En 1923 se tenía una sintomatología muy precisa para la sobre exposición. La mayoría de los datos fueron obtenidos por exposiciones accidentales, o experimentos en animales o pacientes.
Es desesperante leer reportes de aquellos años donde se presenta el radio como una cura maravillosa contra muchas enfermedades, recomendándose ampliamente para el reumatismo, artrítico subagudo, las neuralgias, neuritis, inflamaciones y supuraciones, miocarditis y neurosis crónica (pero no puedo ver que relación puede tener la radiación con estos padecimientos, o cómo puede curarlos). Se recomendaba dosis mínima, de menos de un miligramo del elemento radiactivo, que podían ser aplicadas por medio de la respiración, inyecciones cutáneas, intramusculares o intravenosas, o tomada. Los resultados no concuerdan con lo que sabemos hoy, supongo que no se tomó en cuenta el efecto placebo en los pacientes que recibieron las dosis radiactivas. De todas estas curas maravillosas sólo el combate al cáncer ha permanecido hasta nuestros días, siendo que las células neoplásicas son las más sensibles a los efectos de la radiación.
En exposiciones a altas dosis de radiación el primer síntoma que se detecta es una anemia intensa ocasionada por una muerte de células sanguíneas y por la gran cantidad de hemorragias que se originan en todas las partes del cuerpo. Se recomendaba una transfusión sanguínea para mejorar la salud de los pacientes.
En los primeros días se presentan nauseas, vómitos, diarreas sanguinolentas y laxitud, según los reportes de 1923. Recordemos que las células que más se dividen se vuelven más sensibles a la radiación; los primeros tres síntomas incluyen al sistema digestivo. Los intestinos y el esófago, por las necesidades de absorber alimentos, tienen una gran capacidad de recambio celular, sustituyendo la cubierta interna de los mismos constantemente. Las células en la base del epitelio están en constante división para poder sustituir las células que recubren el intestino. Estas al ser golpeadas por la radiación intensa ocasionan mucha muerte celular y dejan grandes áreas dañadas. El mismo organismo trata de eliminar el tejido muerto generando ulceras que tratan de eliminar el tejido muerto y empezar un proceso de cicatrización. Pero no todas las células del epitelio mueren al mismo tiempo; los daños presentes en las células pueden manifestarse en uno o dos días. Pero otras tardan una semana o más y las ulceras se mantienen más tiempo. Esto mantiene abierta las hemorragias y van perdiéndose partes del intestino. Esto ocasiona anorexia, anemias y el paciente muere en una semana.
La medula oses que produce las células sanguíneas es muy afectada, y provoca, entre los sobrevivientes leucemia. El baso, al cual llega el líquido linfático, pierde muchos tejido y se reduce de tamaño, alterando su densidad. La detención de la coagulación de las sangre es un síntoma directo de la exposición excesiva a la radiación.
Se concluye que la mayor parte de los elementos radiactivos son expulsados por el sistema respiratorio, el sistema urinario y el sudoríparo. El radio se almacenan en la medula ósea, el baso y demás órganos hematopoyéticos. Aunque los elementos radiactivos se acumulan en diferentes partes del cuerpo de acuerdo a sus propiedades químicas
Los riñones también tiene tejido epitelial en las nefronas: largas células renales que filtran la sangre para eliminar impurezas. Estos también terminan dañados por la radiación y muchas células mueren ocasionando sangrado en la orina.
Otros daños tan importantes como los primeros son los ocurridos en el sistema reproductivo. Los ovarios tienen una piel que los recubre de forma externa dentro del cuerpo. Es epitelio y de él se obtienen las células que se trasformaran en óvulos, llegado su momento. También son células con mucha actividad divisoria, y al ser golpeadas por la radiación mueren, dejando a la mujer estéril y perdiendo la regla por el resto de su vida.
Los espermatozoides también son originados por un epitelio en los tubos seminíferos, dentro de los testículos, y estos asimismo son destruidos por la radiación. Aunque en los reportes de esos años no se menciona que la esterilidad masculina sea definitiva.
La piel, que también tiene una elevada división celular, también resulta muy afectada. Un primer síntoma es que el pelo se cae por el daño a los folículos pilosos. Cuando muchas células han muerto se presentan ulceras, necropsia y ampollas.
Una de las palabras más mencionadas en estos reportes es la neoplasia, o cáncer, que al mencionan como una posibilidad a largo plazo. Los órganos que resultan menos afectado a la radiación en un primer momento, se trasforman con el tiempo en portador de cáncer, como el hígado, los pulmones, el páncreas, el tejido muscular y otros.
También era un padecimiento común ente los radiólogos. El mismo Bergonié, en 1912, padeció cáncer en las manos y le tuvieron que amputar cuatro dedos.
Bergonié nunca abandonó su trabajo a pesar de todos los padecimientos que le ocasionaron los rayos X. En 1914 participo en la Guerra mundial como radiólogo en una unidad portátil de emergencia. Tribondeau, que era médico militar, estaba obligado a participar, el murió en 1918, no por una bala enemiga, sino por la pandemia de Gripe Española.
El mismo Bergonié, 1922, creó un servicio de electro terapia y radiología en el hospital de Burdeos. Pero Begonié seguía enfermo, ese mismo año tuvo una recaída, los médico tuvieron que amputarle el brazo derecho, invadido por el cáncer, pero esta medida llegó muy tarde, ya por la metástasis, el cáncer se había extendido hasta otros órganos vitales.
Después de 25 años trabajando con los rayos X y el radio, tenía lesiones muy importantes y se piensa que se mantuvo activo tanto tiempo por el hecho de que esperaba encontrar una curo para el mismo; sale de su laboratorio definitivamente en 1924.
Pocos días antes de morir es condecorado con la Gran Crus de Honor. Fue una ceremonia emotiva, Bergonié llegó en camilla, vestido con lujo, donde los esperaba el mariscal Patain para imponerle la medalla.
Bergonié donó su cuerpo a la facultad de medicina para que examinaran y estudiaran sus órganos y así comprender mejor su enfermedad.
Todo la información anterior es muy importante, se desconocía muchos datos importantes, pero la sintomatología de las enfermedades ocasionadas por la radiación son precisas. Después de la aplicación de la energía nuclear, bélica o civil, se encontró que los científicos de ese momento desconocía muchos de estos datos, si hubiera sido de otra manera nunca hubieran construido un pila nuclear en una estado dentro de una Universidad.
Para más información:
No hay comentarios:
Publicar un comentario