Historia de la Ciencia
Antes de que surgieran los dinosaurios, en la Era Mesozoica, hace 230 millones de años, los anfibios dominaban el planeta. Aunque existían criaturas que se podían considerar los antepasados de los reptiles y mamíferos. Y todo hubiera seguido igual si no se hubiera impuesto una extinción masiva, gracias a la cual surgieron los dinosaurios.
Lo que desencadeno la extinción fueron gigantescos cambios geológicos, que terminaron produciendo importantes cambios climáticos, que volvieron imposible la vida para la mayoría de los organismos de aquellos tiempos. Lo primero fue la unión de todos los continentes en uno solo, llamado Pangaea. Esta extensa masa de tierra cambió el clima, las lluvias sólo se concentraron en las líneas costeras y dejaron el centro del continente como un enorme desierto. Las acumulaciones de agua se fueron secando, los bosques se secaron y quemaron, y sumado otros factores fueron disminuyendo la concentración de oxígeno en el aire. La desertificación permitió la elevación de la temperatura global, remarcando más la desertificación.
Estos factores llevaron a la extinción a la mayoría de las especies que no pudieron adaptarse. Ya que todo este proceso necesito miles o millones de años, algunos animales pudieron adaptarse a los cambios. Estos eran los antepasados de los mamíferos y otros eran los tatarabuelos de los dinosaurios.
El ancestros de los mamíferos
El reto que todos tenían que vencer era la falta de oxígeno en la atmósfera de esos tiempos. Para llevar más aire a sus pulmones, y por lo tanto más del escaso oxígeno, los mamíferos desarrollaron diafragman, lo que les permitía jalar más aire. Los dinosaurios primitivos desarrollaron bolsas de aire que se conectan a los pulmones, lo que les permitía tener más aire y por lo tanto más oxígeno a su disposición. Si se fijan bien en las tortugas, lagartijas y aves, notaron que no tienen diafragma.
Esta diferencia anatómica les permitió a los dinosaurios crecer y prosperar. Los ancestros de los mamíferos permanecieron pequeños y tuvieron que refugiarse bajo tierra y esperar su momento.
Con el paso de millones de años las circunstancias cambiaron. Los continentes se separaron, la desirtificación desapareció de la mayor parte de los continentes, los bosques surgieron y el nivel de oxígene aumentó considerablemente. Pero los dinosaurios ya dominaban todos los habitad. Para sobrevivir los ancestro de los mamiferos tuvieron que reducir su tamaño y continuar escondidos bajo tierra.
Pero a todo el mundo le llega su oportunidad.
Walter Álvarez
Walter Álvarez, geólogo, desde 1973, recorría los Apeninos italianos cada verano, buscando evidencias de alteraciones del campo magnético de la tierra en el pasado. Un pedazo de roca arcillosa, que forma una gran capa que separa la gran masa de piedra caliza en dos, la de abajo pertenece al periodo Cretáceo, abundante en dinosaurios, la de arriba a esa capa de arcilla, pertenece al periodo Terciario, donde empieza a abundar los mamíferos, le llamó la atención. Tomo varias muestras de esta arcilla y las llevo a la Universidad de California en Berkeley, donde era geólogo. Junto con su padre Luis W. Álvarez, físico y Premio Novel, estudiaron la arcilla. Primero hicieron análisis químicos con la ayuda de Frank Asaro y Helena V. Michel, y para sorpresa de todos encontraron cantidades trescientas veces mayor del elemento llamado Iridio. En Iridio es muy afín al hierro, se une a éste químicamente y, con el paso de los milenios, todo el iridio de la superficie se fue al centro de la tierra, jalado por el hierro.
El equipo continuó haciendo estudios. El siguiente verano volvió a Italia para tomar muestra de la roca encima y debajo de la capa de arcilla. Pero en ellas no se encontró variaciones en la concentración de Iridio. La única conclusión a la que pudieron llegar era asombrosa.
Presentaron la idea en 1979, en una reunión de la Unión Geológica de América. Dijeron que los cambios que llevaron a la extinción masiva de dinosaurios venían del espacio, pero nadie los tomó muy en serio.
Buscaron muestras en todo el mundo de la capa de arcilla del Cretáceo – Terciario. Las muestras tenían la misma concentración de Iridio de la primera.
Concluyeron que un meteoro, proveniente de nuestro sistema solar, golpeo la tierra hace 63 millones de años. Ocasionando una extinción masiva.
Estos resultados fueron publicados en la revista Science, el 6 de Junio de 1980. El artículo se llamaba “Extraterrestrial Causa for the Cretaceous Tertiary Extintion”. En dicha publicación se describa el choque de un meteorito muy grande contra la Tierra, los grandes incendios, la nube de polvo que impide el paso de la luz solar, y la rápida extinción de los dinosaurios.
En octubre de 1981, se lleva a cabo una reunión de científicos de todas las disciplinas, en el balneario Snowbrid, de Utah. El principal punto a discutir era la compleja hipótesis de los Álvarez. Lo que ocasionaba más dudas era que una capa de polvo pudiera mantenerse flotando en la atmósfera superior durante tres años. El problema se aclaró al analizar por medio de computadoras la posibilidad de que el polvo hubiera quedado atrapado en el espacio, pero cerca de la tierra. Todos terminaron aceptando esta idea y de esa reunión surgió el concepto de invierno nuclear que tanto nos preocupó durante la guerra fría.
Se siguieron haciendo estudios, pero la idea del impacto de un meteoro como motivo de la extinción de los dinosaurios fue tomando fuerza.
El impacto causo destrucción inmediata a trecientos kilómetros alrededor del punto de impacto, originando una onda de choque que recorrió varias veces el planeta. El calor generado fundió la corteza y lanzó una gran cantidad de desechos incandescentes, que por el impulso del choque, calleron sobre gran parte de la superficie terrestre, ocasionando incendios en todos los continentes. Al terminar el día una nube de polvo obstruía el paso de la luz solar, llevando a la aniquilación de todas las plantes en cuestión de días y desencadenando un periodo de meses de intensos fríos.
Los animales sobrevivientes al choque fueron muriendo despacio. Sólo vivieron los seres de menos de 25 kilos. Entre ellos se encontraban muchos mamíferos, las tortugas, lagartijas, cocodrilos y aves primitivas, más parecidas a dinosaurios. Y así es como los mamíferos, mejor evolucionados, salieron de sus madrigueras para poblar el mundo.
Tiempo después, gracias a la compañía petrolera estatal de México, se logró localizar los restos del cráter dejado por el meteoro que destruyó a los dinosaurios.
Antes de que surgieran los dinosaurios, en la Era Mesozoica, hace 230 millones de años, los anfibios dominaban el planeta. Aunque existían criaturas que se podían considerar los antepasados de los reptiles y mamíferos. Y todo hubiera seguido igual si no se hubiera impuesto una extinción masiva, gracias a la cual surgieron los dinosaurios.
Lo que desencadeno la extinción fueron gigantescos cambios geológicos, que terminaron produciendo importantes cambios climáticos, que volvieron imposible la vida para la mayoría de los organismos de aquellos tiempos. Lo primero fue la unión de todos los continentes en uno solo, llamado Pangaea. Esta extensa masa de tierra cambió el clima, las lluvias sólo se concentraron en las líneas costeras y dejaron el centro del continente como un enorme desierto. Las acumulaciones de agua se fueron secando, los bosques se secaron y quemaron, y sumado otros factores fueron disminuyendo la concentración de oxígeno en el aire. La desertificación permitió la elevación de la temperatura global, remarcando más la desertificación.
Estos factores llevaron a la extinción a la mayoría de las especies que no pudieron adaptarse. Ya que todo este proceso necesito miles o millones de años, algunos animales pudieron adaptarse a los cambios. Estos eran los antepasados de los mamíferos y otros eran los tatarabuelos de los dinosaurios.
El ancestros de los mamíferos
El reto que todos tenían que vencer era la falta de oxígeno en la atmósfera de esos tiempos. Para llevar más aire a sus pulmones, y por lo tanto más del escaso oxígeno, los mamíferos desarrollaron diafragman, lo que les permitía jalar más aire. Los dinosaurios primitivos desarrollaron bolsas de aire que se conectan a los pulmones, lo que les permitía tener más aire y por lo tanto más oxígeno a su disposición. Si se fijan bien en las tortugas, lagartijas y aves, notaron que no tienen diafragma.
Esta diferencia anatómica les permitió a los dinosaurios crecer y prosperar. Los ancestros de los mamíferos permanecieron pequeños y tuvieron que refugiarse bajo tierra y esperar su momento.
Con el paso de millones de años las circunstancias cambiaron. Los continentes se separaron, la desirtificación desapareció de la mayor parte de los continentes, los bosques surgieron y el nivel de oxígene aumentó considerablemente. Pero los dinosaurios ya dominaban todos los habitad. Para sobrevivir los ancestro de los mamiferos tuvieron que reducir su tamaño y continuar escondidos bajo tierra.
Pero a todo el mundo le llega su oportunidad.
Walter Álvarez
Walter Álvarez, geólogo, desde 1973, recorría los Apeninos italianos cada verano, buscando evidencias de alteraciones del campo magnético de la tierra en el pasado. Un pedazo de roca arcillosa, que forma una gran capa que separa la gran masa de piedra caliza en dos, la de abajo pertenece al periodo Cretáceo, abundante en dinosaurios, la de arriba a esa capa de arcilla, pertenece al periodo Terciario, donde empieza a abundar los mamíferos, le llamó la atención. Tomo varias muestras de esta arcilla y las llevo a la Universidad de California en Berkeley, donde era geólogo. Junto con su padre Luis W. Álvarez, físico y Premio Novel, estudiaron la arcilla. Primero hicieron análisis químicos con la ayuda de Frank Asaro y Helena V. Michel, y para sorpresa de todos encontraron cantidades trescientas veces mayor del elemento llamado Iridio. En Iridio es muy afín al hierro, se une a éste químicamente y, con el paso de los milenios, todo el iridio de la superficie se fue al centro de la tierra, jalado por el hierro.
El equipo continuó haciendo estudios. El siguiente verano volvió a Italia para tomar muestra de la roca encima y debajo de la capa de arcilla. Pero en ellas no se encontró variaciones en la concentración de Iridio. La única conclusión a la que pudieron llegar era asombrosa.
Presentaron la idea en 1979, en una reunión de la Unión Geológica de América. Dijeron que los cambios que llevaron a la extinción masiva de dinosaurios venían del espacio, pero nadie los tomó muy en serio.
Buscaron muestras en todo el mundo de la capa de arcilla del Cretáceo – Terciario. Las muestras tenían la misma concentración de Iridio de la primera.
Concluyeron que un meteoro, proveniente de nuestro sistema solar, golpeo la tierra hace 63 millones de años. Ocasionando una extinción masiva.
Estos resultados fueron publicados en la revista Science, el 6 de Junio de 1980. El artículo se llamaba “Extraterrestrial Causa for the Cretaceous Tertiary Extintion”. En dicha publicación se describa el choque de un meteorito muy grande contra la Tierra, los grandes incendios, la nube de polvo que impide el paso de la luz solar, y la rápida extinción de los dinosaurios.
En octubre de 1981, se lleva a cabo una reunión de científicos de todas las disciplinas, en el balneario Snowbrid, de Utah. El principal punto a discutir era la compleja hipótesis de los Álvarez. Lo que ocasionaba más dudas era que una capa de polvo pudiera mantenerse flotando en la atmósfera superior durante tres años. El problema se aclaró al analizar por medio de computadoras la posibilidad de que el polvo hubiera quedado atrapado en el espacio, pero cerca de la tierra. Todos terminaron aceptando esta idea y de esa reunión surgió el concepto de invierno nuclear que tanto nos preocupó durante la guerra fría.
Se siguieron haciendo estudios, pero la idea del impacto de un meteoro como motivo de la extinción de los dinosaurios fue tomando fuerza.
El impacto causo destrucción inmediata a trecientos kilómetros alrededor del punto de impacto, originando una onda de choque que recorrió varias veces el planeta. El calor generado fundió la corteza y lanzó una gran cantidad de desechos incandescentes, que por el impulso del choque, calleron sobre gran parte de la superficie terrestre, ocasionando incendios en todos los continentes. Al terminar el día una nube de polvo obstruía el paso de la luz solar, llevando a la aniquilación de todas las plantes en cuestión de días y desencadenando un periodo de meses de intensos fríos.
Los animales sobrevivientes al choque fueron muriendo despacio. Sólo vivieron los seres de menos de 25 kilos. Entre ellos se encontraban muchos mamíferos, las tortugas, lagartijas, cocodrilos y aves primitivas, más parecidas a dinosaurios. Y así es como los mamíferos, mejor evolucionados, salieron de sus madrigueras para poblar el mundo.
Tiempo después, gracias a la compañía petrolera estatal de México, se logró localizar los restos del cráter dejado por el meteoro que destruyó a los dinosaurios.
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