Historia de la Ciencia
Dentro de los esfuerzos que encierra el estudio de organismos patógenos, siempre existe el riesgo de contagiarse. Esto le da un matiz de emoción al tedioso trabajo de investigación. Un amigo de Sabin, Willian Brebner, fue mordido por un simio de experimentación, en 1932 y murió. Los síntomas que presentó durante el desarrollar de la enfermedad fueron parecidos a los de la polio. Aunque había diferencias, Sabin se encargó de la autopsia, tomó muestras de los tejidos infectados y encontró un virus mutante de dicha enfermedad, al cual llamó Virus-B, que en el mono causa gripe y en el torrente sanguíneo del hombre ocasiona la muerte.
En 1935 Sabin fue contratado por el Instituto Rockefeler como investigador. Durante ese tiempo perfeccionó las técnicas de cultivo de tejidos de Carrol para estudiar el virus de la polio. Puesto que resulta ilegal o inmoral experimentar con seres humanos, Sabin tomó tejido cerebral de un feto recientemente abortado, los redujo a papilla y los colocó sobre una capa de gelatina, bañados en líquido nutritivo. Cuando se encontraba cubierta la gelatina de células nerviosas, el investigador inoculó el virus y las células empezaron a morir, dejando áreas circulares limpias. Sabin notó que el daño en las células era el mismo que veía en las autopsias al analizar los tejidos al microscopio.
En 1949 John Enders, Ruallery y Robins demostró que el virus de polio podía crecer en otros tejidos inoculados, como el renal de monos, en medios de cultivos. Lo que permitiría años después cultivar el vrius para fabricar la vacuna inoculada contra la polo. Por eso recibió el Premio Novel.
La gran pregunta que Sabin tenía que contestar era: ¿Cómo se introduce el virus de la poliomielitis en la persona y dónde vive en ella?
Estas preguntas empezó a contestarlas en 1939, cuando entra a trabajar en la Fundación de Investigación del Hospital Infantil de Cincinnati.
En verano de 1940, cada vez que moría un niño por poliomielitis en un radio de 600 Kms. Sabía lo buscaba y realizaba la autopsia, revisaba los tejidos y tomaba muestra. Encontró el virus no sólo en los nervios, sino también en el intestino delgado, de ahí el concepto de Enterovirus (virus que se alojan en el intestino). Sabin consideró que el virus entraba por la boca y dentro de los intestinos se podía reproducir e introducirse al torrente sanguíneo, lo cual lo llevaría a la espina dorsal.
Durante la Segundan Guerra Mundial pasó al comité de Virus de la Junta de Epidemiología del Ejército. Realizó varios viajes, el primero fue al Sahara, donde los soldados quedaban inactivos para el combate por varios días por la fiebre de la mosca de la arena. La enfermedad continuó con los soldados en su avance, pasando de la fiebre de la mosca de la arena egipcia a la napolitana y por último a la siciliana. Encontró que la fiebre era contagiada por una mosca que al picar trasmitía el virus.
Después salió al Océano Pacifico con la plaga de denegué. Fue esa epidemia la que permitió probar las ideas sembradas por decenas de autopsias de niños durante 1940. Él quería hacer una vacuna oral, utilizando mutaciones (alteraciones genéticas) del virus, que no podían producir ningún daño, como ejemplares para que el cuerpo desarrollara resistencia contra los virus. Sabin cultivó el virus en ratones hasta encontrar una mutación del virus del dengue, después lo probó como vacuna dando buenos resultados. Dedicándose después a fabricar vacunas para 50 mil soldados.
En 1945 los soldados acantonados en Okinawa, esperaban una orden para invadir la isla principal de Japón, que nunca llegó. Mientras esperaban fueron atacados por la enfermedad del sueño. De nuevo Sabin tuvo que tomar cartas en el asunto.
Su última participación como militar fue en 1946 con una epidemia de poliomielitis entre los soldados ingleses y norteamericanos acantonados en China.
La fundación nacional para combatir la parálisis infantil quiso clasificar los virus de la polio en 1948. Se encontraron en el comité Sabin y su amigo Jonás Salk.
Después de tres años encontraron tres variedades diferentes del virus, las cuales fueron llamadas respectivamente: I.- Poliomielitis paralizante, además presenta incoordinación y espasmos dolorosos al irse lesionando el cordón nervioso, por último una parálisis flácida que puede ser permanente. II y III.- Poliomielitis abortiva, una enfermedad menor cuyos síntomas son fiebre, molestias, somnolencia, jaquecas, náuseas, constipación y faringitis.
Tras el control de la vacunación contra la poliomielitis
Para principio de los cincuentas, Sabín entendía de que el virus de la poliomielitis se introduce en el cuerpo por la boca, causando una serie de infecciones por el tracto digestivo, de acuerdo a los síntomas.
El germen se instala en el intestino delgado donde se reproduce, lanzando millones de virus más, por medio del excremento. De inmediato pasa al torrente sanguíneo y de ahí, al sistema nervioso, donde causa daños definitivos. Sabin consideró que una vacuna de inoculación en la piel, esto es: hacer llegar a la sangre pedazos de virus para que el cuerpo los reconociera como enemigos y los combatiera, no ataca a los que instalan en el tubo digestivo, donde podría permanecer sin mostrar síntomas por mucho tiempo. Por lo tanto se necesitada una vacuna oral que llegara a los intestinos y de esta forma el cuerpo pudiera crear defensas en las vías de entrada del virus. Era la mejor forma de eliminarlo al virus de la naturaleza.
Sabin canalizó sus esfuerzos en la búsqueda de variedades del virus de la poliomielitis para utilizarlo como vacunas. Realizó estudios y cientos de inoculaciones en monos, en Estados Unidos y en México, tomando todo tipo de muestras. En ese gran esfuerzo pudo aislar 2 mil 700 virus diferentes de la polio. Eran mutantes, alteraciones genéticas que cambiaban la estructura de la capsula, por lo tanto algunas de éstas variaciones podrían ser inofensivas para el hombre, y algunas servían para inmunizarlos contra el virus patógeno.
Separo los mutantes ideales para cada variedad de las poliomielitis humanas, los probó como vacuna, primero en él mismo y después en 32 reos de una prisión federal. Los resultados fueron buenos, la vacuna oral contra la polio estaba lista.
En 1956 un grupo de virólogos rusos lo visitaron, interesados en su trabajo. Después de una amplia explicación los rusos lo invitaron a Moscú a una reunión internacional de Vrología, en Junio de 1956. Era la época de la guerra fría, por lo mismo fue el único científico de Occidente en la reunión. Se decidió entonces que la única alternativa de la vacuna contra la polio era dar una dosis oral de virus mutante.
Le pidieron muestras a Sabin de los virus mutantes. Pero tuvo que regresar al año siguiente a Moscú (1957) para ayudar con os ensayos y el gran esfuerzo de vacunación que se extendió por yodos los países detrás de la Cortina de Hierro., logrando inmunizar cerca de 77 millones de personas menores de veintiún años, todos con dosis orales de los virus de Sabin.
Su amistad con los rusos impidió que su vacuna se usara en Estados Unidos. El servicio de Salud Pública consideró que la vacuna inoculada en la piel, con fragmentos de la cápsula viral de los tres tipos patológicos era la mejor opción. La vacuna inoculada fue desarrollada por Jans Salk de Pittsburgh. Salk tenía una vida similar a la de Sabin, ambos eran de familias judías, ambos huyeron de Europa por la persecución antisemita, ambos estudiaron en la Universidad de N. Y., ambos eran expertos en virus de la polio y buenos amigos.
La vacuna Salk se probó en masa el 26 de abril de 1954, los poliovirus dueron conseguidos con el crecimiento del virus en tejidos de riñon, los devilitava por medio de baños en formalina, poco tiempo después se reconoció un triunfo para éste. Pero algunos virus vivos en las vacunas ocasionaron la muerte de varios niños; la vacuna por inoculación cutánea tuvo que ser olvidada por un tiempo.
Sabin se trasformó en el más duro crítico de la vacuna de su amigo, principalmente porque consideraba que la vacuna inoculada no eliminaba los virus instalados en el sistema digestivo. le llamaron las vacunas rojas.
El estado donde Sabin realizó la mayor parte de sus estudios, Cincinnati, decidió apoyar a su científico, lanzando una campaña de vacunación oral contra la polio en la primavera de 1960.
Se movilizó mucha gente, todos voluntarios. Por altavoces se anunciaban: “la protección contra la poliomielitis con sabor a cresa”. Más de 181 mil niños tragaron las muestras de Sabin. Ese verano no se enfermó ninguna persona de poliomielitis.
En 1962 la Asociación Médica Norteamericana apoyó la vacunación oral. Recomendaría la vacunación aún y se hubieran recibido la vacuna de Salk.
Dentro de los esfuerzos que encierra el estudio de organismos patógenos, siempre existe el riesgo de contagiarse. Esto le da un matiz de emoción al tedioso trabajo de investigación. Un amigo de Sabin, Willian Brebner, fue mordido por un simio de experimentación, en 1932 y murió. Los síntomas que presentó durante el desarrollar de la enfermedad fueron parecidos a los de la polio. Aunque había diferencias, Sabin se encargó de la autopsia, tomó muestras de los tejidos infectados y encontró un virus mutante de dicha enfermedad, al cual llamó Virus-B, que en el mono causa gripe y en el torrente sanguíneo del hombre ocasiona la muerte.
En 1935 Sabin fue contratado por el Instituto Rockefeler como investigador. Durante ese tiempo perfeccionó las técnicas de cultivo de tejidos de Carrol para estudiar el virus de la polio. Puesto que resulta ilegal o inmoral experimentar con seres humanos, Sabin tomó tejido cerebral de un feto recientemente abortado, los redujo a papilla y los colocó sobre una capa de gelatina, bañados en líquido nutritivo. Cuando se encontraba cubierta la gelatina de células nerviosas, el investigador inoculó el virus y las células empezaron a morir, dejando áreas circulares limpias. Sabin notó que el daño en las células era el mismo que veía en las autopsias al analizar los tejidos al microscopio.
En 1949 John Enders, Ruallery y Robins demostró que el virus de polio podía crecer en otros tejidos inoculados, como el renal de monos, en medios de cultivos. Lo que permitiría años después cultivar el vrius para fabricar la vacuna inoculada contra la polo. Por eso recibió el Premio Novel.
La gran pregunta que Sabin tenía que contestar era: ¿Cómo se introduce el virus de la poliomielitis en la persona y dónde vive en ella?
Estas preguntas empezó a contestarlas en 1939, cuando entra a trabajar en la Fundación de Investigación del Hospital Infantil de Cincinnati.
En verano de 1940, cada vez que moría un niño por poliomielitis en un radio de 600 Kms. Sabía lo buscaba y realizaba la autopsia, revisaba los tejidos y tomaba muestra. Encontró el virus no sólo en los nervios, sino también en el intestino delgado, de ahí el concepto de Enterovirus (virus que se alojan en el intestino). Sabin consideró que el virus entraba por la boca y dentro de los intestinos se podía reproducir e introducirse al torrente sanguíneo, lo cual lo llevaría a la espina dorsal.
Durante la Segundan Guerra Mundial pasó al comité de Virus de la Junta de Epidemiología del Ejército. Realizó varios viajes, el primero fue al Sahara, donde los soldados quedaban inactivos para el combate por varios días por la fiebre de la mosca de la arena. La enfermedad continuó con los soldados en su avance, pasando de la fiebre de la mosca de la arena egipcia a la napolitana y por último a la siciliana. Encontró que la fiebre era contagiada por una mosca que al picar trasmitía el virus.
Después salió al Océano Pacifico con la plaga de denegué. Fue esa epidemia la que permitió probar las ideas sembradas por decenas de autopsias de niños durante 1940. Él quería hacer una vacuna oral, utilizando mutaciones (alteraciones genéticas) del virus, que no podían producir ningún daño, como ejemplares para que el cuerpo desarrollara resistencia contra los virus. Sabin cultivó el virus en ratones hasta encontrar una mutación del virus del dengue, después lo probó como vacuna dando buenos resultados. Dedicándose después a fabricar vacunas para 50 mil soldados.
En 1945 los soldados acantonados en Okinawa, esperaban una orden para invadir la isla principal de Japón, que nunca llegó. Mientras esperaban fueron atacados por la enfermedad del sueño. De nuevo Sabin tuvo que tomar cartas en el asunto.
Su última participación como militar fue en 1946 con una epidemia de poliomielitis entre los soldados ingleses y norteamericanos acantonados en China.
La fundación nacional para combatir la parálisis infantil quiso clasificar los virus de la polio en 1948. Se encontraron en el comité Sabin y su amigo Jonás Salk.
Después de tres años encontraron tres variedades diferentes del virus, las cuales fueron llamadas respectivamente: I.- Poliomielitis paralizante, además presenta incoordinación y espasmos dolorosos al irse lesionando el cordón nervioso, por último una parálisis flácida que puede ser permanente. II y III.- Poliomielitis abortiva, una enfermedad menor cuyos síntomas son fiebre, molestias, somnolencia, jaquecas, náuseas, constipación y faringitis.
Tras el control de la vacunación contra la poliomielitis
Para principio de los cincuentas, Sabín entendía de que el virus de la poliomielitis se introduce en el cuerpo por la boca, causando una serie de infecciones por el tracto digestivo, de acuerdo a los síntomas.
El germen se instala en el intestino delgado donde se reproduce, lanzando millones de virus más, por medio del excremento. De inmediato pasa al torrente sanguíneo y de ahí, al sistema nervioso, donde causa daños definitivos. Sabin consideró que una vacuna de inoculación en la piel, esto es: hacer llegar a la sangre pedazos de virus para que el cuerpo los reconociera como enemigos y los combatiera, no ataca a los que instalan en el tubo digestivo, donde podría permanecer sin mostrar síntomas por mucho tiempo. Por lo tanto se necesitada una vacuna oral que llegara a los intestinos y de esta forma el cuerpo pudiera crear defensas en las vías de entrada del virus. Era la mejor forma de eliminarlo al virus de la naturaleza.
Sabin canalizó sus esfuerzos en la búsqueda de variedades del virus de la poliomielitis para utilizarlo como vacunas. Realizó estudios y cientos de inoculaciones en monos, en Estados Unidos y en México, tomando todo tipo de muestras. En ese gran esfuerzo pudo aislar 2 mil 700 virus diferentes de la polio. Eran mutantes, alteraciones genéticas que cambiaban la estructura de la capsula, por lo tanto algunas de éstas variaciones podrían ser inofensivas para el hombre, y algunas servían para inmunizarlos contra el virus patógeno.
Separo los mutantes ideales para cada variedad de las poliomielitis humanas, los probó como vacuna, primero en él mismo y después en 32 reos de una prisión federal. Los resultados fueron buenos, la vacuna oral contra la polio estaba lista.
En 1956 un grupo de virólogos rusos lo visitaron, interesados en su trabajo. Después de una amplia explicación los rusos lo invitaron a Moscú a una reunión internacional de Vrología, en Junio de 1956. Era la época de la guerra fría, por lo mismo fue el único científico de Occidente en la reunión. Se decidió entonces que la única alternativa de la vacuna contra la polio era dar una dosis oral de virus mutante.
Le pidieron muestras a Sabin de los virus mutantes. Pero tuvo que regresar al año siguiente a Moscú (1957) para ayudar con os ensayos y el gran esfuerzo de vacunación que se extendió por yodos los países detrás de la Cortina de Hierro., logrando inmunizar cerca de 77 millones de personas menores de veintiún años, todos con dosis orales de los virus de Sabin.
Su amistad con los rusos impidió que su vacuna se usara en Estados Unidos. El servicio de Salud Pública consideró que la vacuna inoculada en la piel, con fragmentos de la cápsula viral de los tres tipos patológicos era la mejor opción. La vacuna inoculada fue desarrollada por Jans Salk de Pittsburgh. Salk tenía una vida similar a la de Sabin, ambos eran de familias judías, ambos huyeron de Europa por la persecución antisemita, ambos estudiaron en la Universidad de N. Y., ambos eran expertos en virus de la polio y buenos amigos.
La vacuna Salk se probó en masa el 26 de abril de 1954, los poliovirus dueron conseguidos con el crecimiento del virus en tejidos de riñon, los devilitava por medio de baños en formalina, poco tiempo después se reconoció un triunfo para éste. Pero algunos virus vivos en las vacunas ocasionaron la muerte de varios niños; la vacuna por inoculación cutánea tuvo que ser olvidada por un tiempo.
Sabin se trasformó en el más duro crítico de la vacuna de su amigo, principalmente porque consideraba que la vacuna inoculada no eliminaba los virus instalados en el sistema digestivo. le llamaron las vacunas rojas.
El estado donde Sabin realizó la mayor parte de sus estudios, Cincinnati, decidió apoyar a su científico, lanzando una campaña de vacunación oral contra la polio en la primavera de 1960.
Se movilizó mucha gente, todos voluntarios. Por altavoces se anunciaban: “la protección contra la poliomielitis con sabor a cresa”. Más de 181 mil niños tragaron las muestras de Sabin. Ese verano no se enfermó ninguna persona de poliomielitis.
En 1962 la Asociación Médica Norteamericana apoyó la vacunación oral. Recomendaría la vacunación aún y se hubieran recibido la vacuna de Salk.
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