Translate

sábado, 7 de julio de 2012

ESPERIMENTOS EN HUMANOS, GUATEMALA 1948




Susan Reverby, historiadora y profesora del Wellesley College en Massachusetts, estudiaba todos los documentos que encontró del investigador de enfermedades de trasmisión sexual: John Cutler. Este científico era responsable de una serie de investigaciones criminales, conocidas como Los Experimentos de Tuskegee, Alabama; en 1960a mas de 600 hombres afroamericanos que padecían sífilis, s les negó el tratamiento adecuado (que los hubiera podido curar) por décadas, para comprender los efectos de la enfermedad a largo plazo. Susan, en 2008 decidió acudir a la Universidad de Pensilvania, donde el doctor sífilis, había trabajado, para leer una serie de documentos que el médico había dejado ahí. En la lectura de estos documentos, la Historiadora no encontró nada sobre Tuskegee, pero en cambio encontró un caso donde se cometieron crímenes contra la población civil de Guatemala en nombre de la ciencia.
Para el final de la guerra ya se sabía que muchas enfermedades infecciosas eran curadas por la penicilina. Pero se consideraba a la sífilis y la gonorrea como un padecimiento importante, se calcula que durante un año de guerra unas 350,000 se enfermaron de gonorrea, lo que los inhabilitaba para lucha por meses.
Los métodos para prevenir las enfermedades sexuales durante la guerra no eran eficientes. Estaba la inyección de solución de plata en el pene, que era muy dolorosa, para prevenir un contagio de gonorrea después de relaciones no seguras, y una crema Calomel que se untaba en los genitales para prevenir la sífilis.
El departamento de salud decidió continuar con los estudios sobre enfermedades de trasmisión sexual a pesar de la presencia de la penicilina. El gran problema que enfrentaban es que los pocos enfermos que encontraban eran rápidamente curados con los antibióticos.
John Cutler, de 28, fue uno de los médicos encargados de llevar a cabo un estudio en la prisión en septiembre de 1943. Los investigadores trataron de infectar a los prisioneros por las bacterias obtenidas en cultivos de muestras tomadas prostitutas detenidas por la policía de Terre Haute. Para contagiar a los prisioneros les inyectaron las bacterias directamente en la punta del pene. Pero los investigadores no pudieron desarrollar un método efectivamente para infectar a las personas. Al pasar diez meses, los experimentos fueron abandonados.
Para 1946 John Cutler era un recién egresado de la carrera de medicina y trabajaba para el departamento de salud de Estados Unidos. Ya se tenía el plan de inocular a personas sanas con sífilis, gonorrea y chancro blanco. Para esto convencieron a un doctor guatemalteco, para que permitiera realizar estos experimentos en Guatemala, con apoyo del gobierno.
Cutler llegó a este país en agosto de 1946. De inmediato se empezaron a evaluar los métodos de diagnostico por sangre, se determinó la eficiencia de la penicilina y se probó otro medicamento, llamado orvus-mapharsen, para prevenir el contagio después de la exposición. Pero seguían faltando enfermos, y Cutler pensó en utilizar prostitutas infectadas por ellos mismos, para contagiar soldador: él y su equipo utilizaron varias cepas de bacterias para inocular a los trabajadores del sexo, que tenían relaciones sexuales con muchos hombres. Los registros muestran que una prostituta, tuvo relaciones sexuales con 8 soldados en un período de 71 minutos. El equipo también llevó a cabo experimentos similares con las trabajadoras del sexo en una prisión.
Pero la enfermedad no aparecía en los soldados que sostuvieron relaciones con las prostitutas. Entonces decidieron inocular directamente la enfermedad en los personas. El equipo de Cutler expuestos 558 soldados, 486 pacientes en el hospital psiquiátrico, 219 presos, 6 prostitutas y 39 huérfanos, de la gonorrea, la sífilis o el chancro, en total 1.308 adultos. (Estos datos son los documentados, pero se calcula que fueron más de 5,000 personas inoculadas con enfermedades de trasmisión sexual) Y aunque esto parezca cruel, era considerado valido, siempre y cuando las personas infectadas se les hubieran explicado los riesgos y que ellos hubieran aceptado participar. Claro que los niños huérfanos no debieron ser infectados. También falta el dato de cuánto de esas personas inoculadas desarrollaron la enfermedad y cuántas de estas recibieron un tratamiento adecuado al finalizar le programa.
Lo que si es un crimen es el caso de Berta: Cutler y sus colegas trataron brutalmente a algunas personas. En un caso, detallado por la comisión de bioética, los médicos infectados a Berta, un paciente en el hospital psiquiátrico, con la sífilis, y dejan que la enfermedad crezca en el cuerpo de la mujer por tres meses. Su salud empeoró, informó que parecía a punto de morir. Usaba la pus de los ojos de Berta para infectar a otras personas aplicando en los ojos, le uretra y el recto, para infectar con sífilis. Berta murió por la enfermedad, y dejarla morir sin tratamiento es un asesionato, independientemente del motivo que tuviera, a nivel de los que cometió Mengele.
Al concluir su investigación, se le entregó al gobierno de Guatemala suficientes dosis de penicilina para curar a las personas que resultaron afectadas. Pero al no tener un control adecuado, muchos de estos pacientes pasaron décadas sin recibir atención. Contagiando a muchas personas, incluidos sus hijos por el mismo contacto diario.
Los experimento de Cutler no fueron concluyentes, y el único articulo publicado fue por otro medico y no se menciona nada sobre Guatemala. Para diciembre de 1948, Cutler y su equipo regresan a Estado Unidos. Continuó inoculando en sífilis prisión de Sing Sing en Nueva York, pero en esta ocasión con el permiso de las personas y se aseguró que todos recibieran un tratamiento adecuado al terminar el experimento.
Después siguió el caso Tuskegee. Que ya están bien documentados.
El gran problema de este caso es que los experimentos de Guatemala es que hubiera podido permanecer en secreto si no fuera por los esfuerzos de Susan Reverby, jamás nos hubiéramos enterado. Se trata de colocar responsabilidad en la oficina de salud deel gobierno de Estados Unidos, o en los funcionarios menores de esa epoca del gobierno de guatemala. Pienso que la unica responsabilidad recae sobre Cutler, porque él y su equipo fueron los responsables de inocular la enfermedad. Los juicios de Neurember ubieran sido sobreseidos con esos razonamientos. Creo que Cutler era una persona racista y mal intencionada. Pero sigue la posibilidad de que todavía se estén llevando a cabo este tipo de investigación inhumana.
Principal fuente: http://www.nature.com/news/human-experiments-first-do-harm-1.9980


No hay comentarios:

Publicar un comentario