El más exitoso programa espacial de la NASA, la misión Apolo, comenzaron con la una tragedia evitable, que demuestra el peligro de los viajes espaciales. El accidente ocurrió el 27 de enero de 1967, se practicaba la última prueba completa para equipo, cuando una elevada concentración de oxigeno en la cabina, ayudada por un pequeño corto circuito, originó un fuego que consumió toda la parte interior de la cabina de la cápsula, incluidos a sus tres tripulantes, en segundos. El lanzamiento oficial estaba previsto para el 21 de febrero.
El comandante de la misión fue Gus Grissom, un experimentado astronauta del proyecto Mercurio, y que en su primera misión ocasionó el hundimiento de su cápsula. El piloto del Apolo I fue Ed White, otro veterano del Geminis y que realizó la primera caminata espacial para EEUU, en 1965. También estaba el piloto Roger Chafdfee, el novato, con muchas capacidades.
Antes de entrar a la capsula los tripulantes tienen que prepara los últimos detalles en el cuatro blanco. Al entrar la cabina estaba presurizada con 16,7 libras por pulgada cuadrada (psi) de oxígeno 100 por ciento, una presión ligeramente superior a una atmósfera. Los astronautas entraron al modula a la 1 pm, esperaban pasar en ella 6 o 7 horas revisando todo el procedimiento.
Grissom se quejo de un olor parecido al suero de leche agria en el oxígeno que circulaba por el traje. El único problema grave era el sistema de comunicación, que no permitía la comunicación entre la capsula y el control de misión.
Justo después de 6:31 de la noche, la prueba de rutina dio un giro. Los ingenieros de control de la misión registraron un aumento en el flujo de oxígeno y la presión dentro de la cabina. La telemetría fue acompañada por una palabras distorsionada que sonaba como "fuego". Este acta refleja el problema de comunicación. La transmisión no estaba claro, pero el pánico fue evidente cuando un astronauta gritó algo así como "que están combatiendo un incendio mal, vamos a salir". Estamos quemando". La estática hace que sea imposible escuchar las palabras exactas o incluso distinguir quién estaba hablando.
Pero el personal de apoyo sólo tuvieron que ver por la ventanilla del modulo para saber que pasaba. Ingenieros en el Salón Blanco trató de abrir la escotilla, pero no pudo. Se trataba de un diseño de apertura hacia adentro, y ni los ingenieros de fuera de la nave, ni los astronautas en el interior eran lo suficientemente fuertes como para obligar a abrirlo.
Apenas tres segundos después del informe ilegible de la tripulación hablando de un incendio, la presión dentro de la cabina se hizo tan grande que el casco estalló. Los hombres que luchan con la escotilla fueron lanzados por la habitación mientras las llamas y el humo se derramaron en el Salón Blanco. Muchos continuaron luchando por llegar a la nave, pero fueron obligados a retirarse como el humo se hizo demasiado denso como para ver a través.
Una hora y media después se pudieron retirar los cuerpos de la capsula. Durante los próximos dos meses, la nave fue desmontada pieza por pieza en un intento de aislar la causa del incendio. La investigación duró un año completo.
El resultado de la investigación señaló que un corto circuito debajo de los asiento de los astronautas imnició un pequeño ruego que se magnificó por la presencia de oxigeno puro en la cabina. Sólo se necesitó diez segundo para que el fuego consumiera toda la capsula. La causa oficial de muerte fue intoxicación por inhalación de humo.
El fuego que cobró la vida de Grissom, White y Chaffee es inquietantemente similar a la que mató a cosmonauta Valentin Bondarenko, en 1961. Bondarenko era conocido por sus colegas como un hombre agradable, de grandes proezas atléticas y que trabajó incansablemente para demostrar que se merecía el honor de volar en el espacio.
El cosmonauta ruso también murió en una serie de pruebas y la más tediosa era la cámara del silencia. En ella los aspirantes tenían que pasar aislados del sonido y a presiones parecidas a las de la cápsula soviética por medio mes o más. Dentro de la cámara la presión de oxígeno aumentó y se mantuvo durante horas, todo la habitación y el mismo cuerpo del cosmonauta se saturaron de oxigeno. Un accidente menor al cocinar sus alimentos inició un pequeño fuego que también fue magnificado por la elevada concentración de oxigeno, en menos de veinte segundo toda la cámara de silencio se encontró envuelta en llamas. Los técnicos que lo vigilaban pudieron arrancar la puerta de la cámara, pero ya era tarde. Al ser sacado, Bondarenko dijo varias veces que la culpa fue de él, que no se acusara a nadie más. Murió a la mañana siguiente por las quemaduras.
Los tripulantes del Apolo I tuvieron funerales de estado, para Bondarenko fue un sepelio privado y su accidente clasificado como secreto. Hubo otros accidentes, todos por la elevada presión de oxigeno en la cabina: el 9 de Septiembre de 1962, se produjo un incendio en la cabina espacial simulada, a la cual se le adicionara 5 psi de oxigeno puro. La tripulación pudo salvar su vida gracias a los trajes espaciales y a que los técnicos pudieron entrar a rescatarlos.
El 16 de noviembre, en una prueba de la marina, un equipo de trabaja llevaba 17 días a 5 psi. De nuevo el cableado eléctrico inició un incendio alimentado por la alta concentración de oxigeno. La tripulación fue rescatada, pero sufrieron quemaduras graves.
Las grandes aventuras imponen grandes riesgos.
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