Me parece preocupante la denuncia ante la Haya por crímenes de guerra contra el presidente Calderón, es una acusación muy graba, irresponsable, debilitante y escandalosa. Hasta ahora todo parece indicar que no será aceptada, pero cabe la duda: ¿Qué pasaría si el Presidente de México tiene que ceder y sacra al ejercito de las calles, ante la presión de la Tribunal Internacional? ¿Quién va a defender a 90 millones de mexicanos de un grupo reducido de criminales sicópatas? Realmente los firmantes de esa declaración, que más parece una venganza política, no tienen derecho a opinar: ellos no se han despertado en la madrugada en medio de un tiroteo salvaje, esa gente no sabe lo que es la desesperaciómn que deja la desaparición de un ser querido, de un hijo, un amigo, o el temor que dejan las llamadas de extorción.
También en la Haya existe el concepto de “El que acusa tiene que probar”, y hasta ahora lo único que han demostrados es que entre todo ellos 20 mil amigos en Facebook. De la impresión de que esta Organización no gubernamental, esta buscando que el gobierno les otorgé mas recursos economicos.
La medida de sacar al ejército a las calles fue, a mi parecer, una decisión adecuada. Desde la administración de Fox hubo un reclamo popular en muchas partes del país pidiendo seguridad ante el avance de la violencia del crimen organizado. En esos momentos nadie se imaginaba la gran penetración, a todos los niveles, del crimen organizado en el país.
El principal argumento de las organizaciones no gubernamentales es que si no hubiera sacado al ejército a la calle, la violencia no se hubiera escalado tanto. Pero ese argumento es sólo una suposición, que se basa en una situación imaginaria sin ningún sustento.
Por mi parte creo que la violencia que estamos viviendo ya se estaba delineando desde tiempo atrás. El primer ejemplo que tengo es el caso de las Muertas de Juárez, a partir de 1993 empezaron a aparecer mujeres muertas cerca de la Ciudad de Juárez, el número de muerta siguió creciendo de manera escandalosa según pasaban los años. Los medios estatales y nacionales difundieron las noticias, hubo miles de declaraciones, comentarios, libros escritos sobre el tema, pero al final y hasta ahora, no ha pasó nada. A excepción del asesinato de una activista en días pasados. Todavía no sabemos el móvil de tantas muertes, no sabemos quién o quiénes fueron los asesinos y sobre todo, nos demostró que las declaraciones y las buenas voluntades nacionales no sirven de nada ante la corrupción.
Considero que estos crímenes fueron el preámbulo de lo que vendría y que nadie pudo predecir. En eses mismas fechas los colombianos decidieron pagar a los traficantes mexicanos en especie en lugar de darles dólares. Los distintos grupos criminales tuvieron que apoderarse de grandes extensiones de territorio para poder capitalizar la droga que recibían. Al empezar la guerra entre narcos, se aplicaron las técnicas de las FARC, la técnica de guerra de guerrillas, tomar pequeño poblado, secuestras y matar a funcionarios, extorsionar a las personas que tienen dinero. Pero esta guerra está llegando muy lejos, es completamente nuevo, el asesinato de 70 emigrantes o el detener camiones para matar doscientas personas, nos hablan de un nivel nuevo de violencia y crueldad. Ya ni los niños son respetados, y la demencia y la crueldad es una manera de imponer el terror en una población inerte.
Otro ejemplo de lo anterior es el General José Gutiérrez Rebollo, un importante militar que se dejó corromper y apoyó a uno de los grupos del crimen organizado. Esto fue la primera evidencia del poder corruptor del crimen organizado.
El siguiente ejemplo es la llegada del ejército a Tijuana en la administración de Fox.
Lo único que me llama la atención de los problemas que tiene el país es el tan lento aprendizaje sobre la marcha que tuvieron las fuerzas federales. El ejército no tuvo manera de pedirles información a los jefes de los distintos destacamentos de lo que estaba ocurriendo en los lugares donde estaban instalados. Si hubieran desplegado además un destacamento de inteligencia en cada parte del país, la salida de las fuerzas militares hubiera sido más eficiente. También la policía federal tardo mucho tiempo a adaptarse a las nuevas situaciones que marcaba el crimen organizado. La única explicación que encuentro para esta tardanza es que la corrupción estaba en los niveles más altos de todos la fuerzas de seguridad.
El número de muertos no está debilitando al crimen organizado. La mayoría de los cadáveres que aparecen en camiones o camionetas, son personas de la misma comunidad que se involucraron con uno de los grupos organizados, o simplemente falsos positivos. Los grupos armados que circulan por todo el país es muy difícil que lleguen a enfrentarse entre sí. Sólo el ejército puede ocasionar algunas bajas a estos asesinos.
Algo es obvio, sacar al ejército sería dejar a 90 millones de mexicanos en manos de los criminales. El nuevo presidente tendrá que seguir con esta guerra, que se avecina como larga y más doloroso, si esperamos algún día ganar. La pregunta es cuándo irán a presentar a la Haya una acusación de crímenes de guerra para el nuevo presidente, al principio o casi al final de su administración.
Siento a veces que todo este palabrerío es tan inútil, como el que se dio en el caso de las Muertas de Juárez, al final será la corrupción la que mande sobre todos.
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