Capote, al enterrarse de la noticia del asesinato por medio el New York Time, ve una trama interesante, no tanto en los asesinatos sino en la reacción de un pequeño pueblo trasquilo que siente que la confianza entre ellos mismos se a transformado en dudas y temores. Viajar a ese pequeño pueblo, con el apoyo de la editorial, para recolectar información para una novela sobre esos hechos. Enfrenta grandes dificultades por su notorio excentricidad en la sociedad tradicionalista del centro del país. En compañía de su amiga íntima Nelle Harper Lee, autora de la novela Matar a un Ruiseñor, puede sacar adelante su cometido. Tuvo que ganarse la confianza del los habitantes del pueblo para poder entrevistarlos.
Durante sus primeros meses de trabajo en Kansas, el autor logra gracias a las descripciones de amigos y vecinos de las víctimas, un panorama completo de la familia asesinada, pero afronta muchos discusiones con Lee por alterar la realidad en sus escritos para darle mas dramatismo literero a su novela.
Gracias a las confesiones de un prisionero los asesinos de la familia Clutter son capturados. Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith, eran convictos bajo libertad condicional, la mayor parte de su vida había vagado por la existencia buscando oportunidad para ganarse la existencia de cualquier forma. Durante su encierro, un prisionero que trabajó en la granja de los Clutter, comentó, por ociosidad que esa familia tenía más de diez mil dolares en una caja fuerte en su casa. Según pasaban sus días en libertad, cada vez se hacía más difícil continuar con sus fraudes y robo. Como quien planea un día de campo deciden viajar hasta Holcomb, para asaltar a la familia y encontrar esa caja fuerte. Al dominar a la familia las matan en un genuino acto de crueldad y cobardía.
Los asesinos de A Sangre Fría
Mientras escuchaba en radio, el prisionero que les dio los datos para el robo, escucha la noticio del asesinato y los señaló como posibles culpables. Son capturados casi de inmediato.
A partir de entonces empezó un período difícil para el autor. Capote tuvo que entrevistar a los criminales para tener un panorama completo de ellos, así como la de la familia asesinada y encuentra a dos seres humanos confundidos, que han luchaban por entenderse a sí mismos. No pudo evitar sentir empatía por los criminales.
La publicación de la novela tardó cinco años, aunque la novela estaba lista y preparada para publicarla a los tres años, pasaron dos años de espera para que la vida misma pusiera final a la trama. Los asesinos fueron condenados a la horca en 1960, pero se impugnó el veredicto alegando injusticia en el proceso y se volvió a abrir el caso hasta que en 1965 se cumple la condena, tras un largo proceso. Capote tuvo que esperar dicha ejecución para poderla publicar. El escritor acudió ese día lluvioso a una cobertizo apartado donde tenían la horca para ver la ejecución, porque fue invitado por los mismos reos como testigo. El evento, donde ve morir a dos hombres, que consideraba como amigos, fue traumático y marcó la vida de Truman Capote. A partir de entonces su carrera continua en descenso hasta su suicido, en 1985, a los sesenta años.
Lo que el publico descubro en esa novela fue una descripción, un poco apartada de la realidad, de víctimas y victimarios, y encuentra en ambos extremos simples seres humanos luchando por salir adelante. Por una parte seres humanos buenos, disfrutando de la vida planeada y basada en el trabajo diario y constante. Por el lado de los asesinos: un par de jóvenes que han sufrido mucho durante su vida y encuentran en el crimen su única alternativa para sobrevivir, dando la apariencia que su vida estaba a la deriva, guiados por desiciones estúpidas, sin un punto fijo de apoyo, sólo la esperanza de encontrar algún ingreso ilegal. Lo cierto es que el mal siempre es dado por seres débiles y cobardes que no valían tanto como sus víctimas, y que actúan con crueldad cuento tienen la ventaja.
Como siempre, Willie-Jay supo comprender. Descorazonado pero no sin esperanzas, siguió cortejando el alma de Perry hasta el día que le concedieron libertad bajo palabra y se marchó del penal; la víspera escribió a Perry una carta de adiós que terminaba con el siguiente párrafo: «Eres un hombre muy apasionado, un hombre hambriento que no sabe dónde saciar su apetito, un hombre profundamente frustrado que lucha por proyectar su individualidad contra un fondo de rígido conformismo. Existes en un mundo pendiente entre dos superestructuras, una de autoexpresión y la otra de autodestrucción. Eres fuerte pero en tu fuerza hay una grieta y a menos que aprendas a controlarla, esa grieta demostrará ser más poderosa que tu fuerza y te vencerá. ¿La grieta? Explosión de la reacción emocional totalmente desproporcionada a los hechos. ¿Por qué? ¿Por qué esa irrazonable ira cuando ves a otros contentos, felices y satisfechos? ¿Por qué ese creciente desprecio por la gente y esas ganas de herirla? Muy bien: crees que son necios y los desprecias porque su moral, su felicidad son el origen de tu frustración, y tu resentimiento. Pero esas ideas son terribles enemigos que llevas dentro de ti... y a la larga serán mortíferos; como las bacterias que resisten al tiempo, no matan al individuo sino que dejan en su modo de ser el estigma de una criatura desgarrada y retorcida; dejan fuego en su interior avivado por astillas de desprecio y odio. Podrá prosperar pero no dará fruto porque él es su propio enemigo y le estará vedado gozar intensamente de sus triunfos.”
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