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jueves, 24 de mayo de 2012

Lucha por Madurar: Hamlet



La Tragedia de de Hamlet es un icono de la literatura universal, escrita por William Shakespeare, fue probablemente compuesta entre 1599 y 1601. Su trascendencia hasta nuestros días se debe a la gran profundidad que tiene al reflejar el espíritu de un adolescente de cualquier época.
La historia de Hamlet es la de un joven que sabe que su padre fue asesinado y que lucha contra la idea de vengarse del asesino. Como parte del drama el secreto del asesino de su padre se lo revela un espíritu en el primer acto de la obra.
Todas las consecuencias de sus actos son el resultado de negarse a aceptar su madres y enfrentar al asesino. Esta lucha de los adolescentes se ve manifestada de muchas maneras en nuestros días, conocemos la rebeldía de los jóvenes como parte del proceso que los conducirá a volverse mayores.
En el acto tres de la escena IV se encuentran las palabras con las que un joven afronta el riesgo de volverse un hombre:

HAMLET
Ser o no ser, esa es la cuestión:
si es más noble para el alma soportar
las flechas y pedradas de la áspera Fortuna
o armarse contra un mar de adversidades
y darles fin en el encuentro. Morir: dormir,
nada más. Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herencia de la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar. Sí, ese es el estorbo;
pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno
ya libres del agobio terrenal,
es una consideración que frena el juicio
y da tan larga vida a la desgracia. Pues, ¿quién
soportaría los azotes e injurias de este mundo,
el desmán del tirano, la afrenta del soberbio,
las penas del amor menospreciado,
la tardanza de la ley, la arrogancia del cargo,
los insultos que sufre la paciencia,
pudiendo cerrar cuentas uno mismo
con un simple puñal? ¿Quién lleva esas cargas,
gimiendo y sudando bajo el peso de esta vida,
si no es porque el temor al más allá,
la tierra inexplorada de cuyas fronteras
ningún viajero vuelve, detiene los sentidos
y nos hace soportar los males que tenemos
antes que huir hacia otros que ignoramos?
La conciencia nos vuelve unos cobardes,
el color natural de nuestro ánimo
se mustia con el pálido matiz del pensamiento,
y empresas de gran peso y entidad
por tal motivo se desvían de su curso
y ya no son acción. ? Pero, alto:
la bella Ofelia. Hermosa, en tus plegarias
recuerda mis pecados.

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