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sábado, 20 de agosto de 2016

ACCIDENTE CON ÁNTRAX



Durante la guerra fría, se desarrollaron todo tipo de armas, las biológicas eran las mejor controladas por su peligro inherente. Ningunas de este tipo de armas de destrucción masiva, como armas nucleares, químicas o biológicas fueron usadas de forma masiva, pero quedaron algunos accidentes que, afortunadamente, fueron menores.

   El ántrax, Bacillus anthracis, es una enfermedad propiamente del ganado, que puede infectar a las personas. Generalmente en los seres humanos se presenta en forma de infecciones en la piel poco problemáticas. Pero también puede atacar los pulmones de los pacientes, en tal caso es más mortífera tanto para animales como personas.

   El Ántrax tiene otra peculiaridad, como la mayoría de los organismos microscópicos, pueden producir esporas. Las bacterias, cuando sientes que su medio ambiente cambia y se puede volver hostil para ellas, tienen un mecanismo que les permite sobrevivir a sequías u otro tipo de agresiones, desarrollas una forma de quistes donde se engloba en una cubierta muy resistente todo lo indispensable para que la célula puede sobrevivir. De esta forma la espora queda latente en el suelo esperando que las condiciones mejoren, se ha demostrado que las esporas pueden permanecer latentes en su capsula por décadas. En cuento una espora entra al sistema respiratorio la humedad se activa, se hidrata, crece y activa su metabolismo, se empieza a dividir y ocasiona la enfermedad de Ántrax en los pacientes.

   Las esporas de Ántrax siempre fueron consideradas como un arma biológica. Las grandes superpotencias, durante la guerra fría, la desarrollaron, acumulando gran cantidad de esporas en la cabeza de un misil y liberar las esporas en forma de aerosol cuando llegara a su objetico, generalmente una ciudad. Se tienen estudios, publicado en 2006, donde se estiman que un kilo de esporas de ántrax, lanzadas en forma de aerosol sobre una ciudad como Washington, DC, sería suficiente para infectar a entre 4.000 y 50.000 personas, siendo un ataque de sorpresa, sería imposible conseguir los suficientes antibióticos para poder atender a toda la población afectada.

   El ántrax es el arma favorita de los bioterroristas, considerando que esta puede matar a un 90% de las infectados. En junio de 1993, los miembros de la secta japonesa Aum Shinrikyo rociaron la bacteria de un edificio en Tokio; Por suerte, se cometió un error y se utilizaron una cepa que era inocua para los seres humanos. Poco después del 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York, polvo de ántrax fue enviado por medio de cartas mandadas por correo a varios políticos y periodistas en la costa este de Estados Unidos. No se sabe realmente quién o con qué fin se realizó este acto terrorista, pero sí quedó claro que fue un terrorismo doméstico. De este ataqué 22 personas fueron infectadas y cinco murieron.

   El siguiente caso es poco conocido, se dio en Rusia, en el pueblo soviética de Sverdlovsk, hoy conocida como Ekaterimburgo, que es la ciudad más poblada de los Urales, el 2 de abril del 1979, una nube de esporas de ántrax fue liberado accidentalmente de una estación secreta que se dedicaba a fabricar armas biológicas. El viento arrastro la nube peligrosa cincuenta kilómetros esparciendo sus esporas a lo largo del camino, con rumbo sureste, afectando tanto a animales como a los hombres. Los reportes oficiales de esa época, poco confiables, menciona que al menos 66 personas perdieron la vida, lo que es el brote humano más mortal de ántrax por inhalación.

   Varios factores impidieron que la catástrofe fuera mayor. Uno de ellos es que la nube con esporas de ántrax no alcanzó arias densamente pobladas, otra es que los científicos que trabajaban en la estación secreta, conocida como área militar 19, no trataron de alterar la cepa militar de Ántrax para volverla resistente a los antibióticos, vacunas o volverlo más peligrosos.

   Para ese momento los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética, firmaron una Convención sobre las armas biológicas, que entró en vigor en 1975, se suponía poner fin a ese tipo de armamento. Todo indica que la Unión Soviética falto a su palabra y continuó con un programa clandestino masivo, produciendo esporas de ántrax y otros agentes biológicos.

   El accidente fue encubierto por las autoridades y se mencionó como un brote natural, pero 37 años después, gracias a las investigaciones se han podido comprender algunos detalles de ese incidente, aunque el accidente en sí, si es que lo fue, ya no sabremos cómo ocurrió.

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