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domingo, 24 de abril de 2016

NUEVO FRAGMENTO DE LA NOVELA CELINA

 
   Por un momento dude, sentí temor. Fue instantáneo, paralizante, intenso, salido del fondo del corazón; como siempre.   Pero en este ocasión no era por mí, sino por alguien que amaba; me demostraron lo débil que era, que mientras tuviera sentimientos ellos podrían encontrar como dañarme. Celina dependía de mí y el miedo tomó otro nivel y otra forma.
   Y por un segundo el temor se impuso sobre mi conciencia. Me sentí como un gusano cuando dudé; cuando tomé conciencia de que ambos moriríamos después de ser torturados: el miedo me hizo pensar en huir. Por un pedazo de segundo pensé en dejar sola a Celina y a sus hijos; por un momento dejé que el miedo me dominara.
   Con los asesinos de nada sirve rogar ni maldecir, lo único que queda es pelear desde el primer momento, sólo de ésta forma existe una remota posibilidad de sobrevivirá. Pero ya cuando estas dominado lo único que queda es rogar a Dios para que de fuerza y valor para maldecir hasta el final.
  Los muchos golpes que he recibido de amigos y enemigos me han enseñado que siempre debo jugar para ganar. Cualquier duda puede resultar costosa. Saber que estas apostando tu vida y sólo Dios puede decir cuándo nos tocara perder.
   El miedo se trasforma en rabia cuando sabes que la única muerte digna que puedes encontrar es la que surge de la lucha.
   Cuando mi alma me recordó lo que soy y lo que represento, el miedo se fue trasformando en cólera despacio, y el anhelo de venganza fue acallando mis sentimientos, mis temores y odios se desvanecieron, sólo quedo la convicción de que tenia que luchar hasta caer; siempre estar dispuesto para continuar en la pelea un segundo más. Tenía la seguridad de que nada podría vencerme cuando únicamente tengo la vida para perder.
   No, nunca huiría; sí Celina moría lo haría junto con migo.
   El camino a la cita fue relajado, indiferente a todos y a todo, con la idea de que cualquier cosa que me pasara  sería algo más para recordar, aunque fuese una pesadilla.

jueves, 21 de abril de 2016

EBOLA


EBOLA


El Virus Ébola es uno de los mejores ejemplos de cómo un virus letal surge como enfermedad en la población humana.  Dicho virus se encuentre en las selvas tropicales de África en poblaciones de murciélagos fructíferos grandes, en simios y unos roedores, en donde en algunos causan enfermedad y en otros no ocasiona padecimientos fuertes en los animales.

   El contagio ocurre cuando un animal doméstico o el hombre tiene contacto con excremento, orina y otro tipo de fluidos de un animal portador. El animal doméstico padece la enfermedad nueva y contagia a los seres humanos. Tenemos el caso más reciente del MEAR (Síndrome respiratorio de oriente medio) que se originó de un camello en el 2012; el SARS (Síndrome respiratorio agudo severo)  que surgió en la provincia de Guangong, China, trasmitida por murciélagos, se esparció por 29 países, contagió a 8, 089 personas y mató a 774; en el inicio del 2015, en Alemania, se presentaron tres muertes de creadores de ardillas que contrajeron una encefalitis provocada por un nuevo virus bornavirus que portaban las ardillas o el virus Hanta que trasmiten los roedores a los humanos por medio de la orina. También puede producirse el contagio cuando se come carne mal cocida de algunos de estos animales infectados, el virus puede sobrevivir en el jugo rojo que se encuentra en la carne y de ahí pasa a los humanos. Se supone que de esta forma surgió el SIDA.

   La primer víctima contagia a las personas a su alrededor y la enfermedad se propaga entre la población desprevenida hasta cubrir grandes áreas. La enfermedad del Ébola, en el caso más reciente, tiene una mortalidad del 60-70%, pero en brotes anteriores ha alcanzado casi el 90%.

   La enfermedad, en el pasado, surgía como epidemias en la región central del África, áreas rurales y pobres, con algunos años de diferencia. En el peor de los casos, no pasaba de más de 400 infectados y las muertes sobrepasan con poco las 100, durando cerca de cinco meses. Se han registrado 23 brotes desde su descubrimiento, dejando en 40 años sólo 1600 muertos. Su contagio se ocasionaba por contacto directo con algunos fluidos corporales asquerosos del enfermo como sangre, orina, excremento, saliva y semen.

   La epidemia más reciente se inició en marzo de 2014, cuando se detectaron los primeros casos de la enfermedad en Guéckédou, en la región boscosa de Guinea sudeste.  Se piensa que el virus pasó de un murciélago a un niño de dos años de edad, en diciembre de 2013. El virus se extendió posteriormente a la capital, Conakry, y a los países vecinos de Sierra Leona, Liberia, Nigeria, Senegal y Malí. Se ha mantenido en las regiones afectadas por más de un año. Según reportes de la Organización Mundial de la Salud hasta Agosto de 2015, se han registrado 27.014 casos totales reportados (de los cuales 14.895 han sido confirmados por laboratorio) resultando en 11,134 muertes. El área donde llegó el virus es una de las más pobladas y pobres de África.

   Sí cambia el patrón de contagios de una enfermedad infecciosa es porque cambió el patógeno. En este caso ya se demostró que el virus sufrió alteraciones genéticas que posiblemente lo volvieron más infeccioso. En el caso de este epidemia, y apoyados por análisis genéticos, se detectaron tres linajes del virus Ébola distintos. El primero y más importante muestra tres variaciones sólo presentes en Guinea, estas pueden dar cambios en el aspecto del virus. Una de estas mutaciones se encuentra en la proteína GT, que cubre la superficie del virus y le ayuda a fijarse y entrar a la célula. (Tal vez los cambios mencionados sean los causantes de la nueva eficiencia para infectar de la enfermedad) Con el avance de la tecnología de Secuenciación del ADN, se pudo descifrar el genoma del virus, de muchas muestras obtenidas de diferentes pacientes, buscando los cambios genéticos en el RNA para poder ubicar la distribución del virus.

   Hablaremos ahora de los cambios en el virus del Ébola. Sabemos que existen varias variedades del virus, uno por cada país que antes fue atacado por la enfermedad. En una investigación de secuenciación de  más de noventa muestras virales en diferentes zonas donde aparecieron brotes de Ébola, llevada a cabo por Stephen K. Gire ( Science 12 September 2014: 1369-1372) Se secuenciaron 99 muestras de virus de 73 pacientes, y encontraron un elevado índice de variación genética entre los virus, y como él mismo dice:  “Debido a que muchas de las mutaciones alteran las secuencias de proteínas y otros objetivos biológicamente significativos, deben ser monitoreadas para detectar impacto en el diagnóstico, vacunas y terapias críticas a la respuesta al brote”.

   Dichos virus están formados por una capa exterior de proteínas, como una cáscara, las principales proteínas que lo forman ayudan a que los virus entren dentro de la célula huésped. En la cápsula se encuentra el RNA que tiene la información necesaria para replicarse a sí mismo.

   El virus del Ébola infecta y paraliza las células inmunitarias del paciente, eliminando la primera línea de defensa. Estas células, al morir, provocan una inundación destructiva de sustancias llamada tormenta de citoquinas, y causan la muerte de las células que normalmente producen anticuerpos protectores. Así el virus Ébola ataca el sistema inmunológico, pero también ataca el bazo y los riñones, donde destruye las células que ayudan al cuerpo a regular el equilibrio de líquidos y químicos, y afecta a las proteínas que ayudan a la coagulación de la sangre. En su peor momento, el virus Ébola asalta el hígado, los pulmones y los riñones, y a otros órganos que terminan presentado fallas.

   Un solo virus ataca una célula, al invadir se empieza a fabricar miles de virus idénticos, que al final terminan matando a la célula. El periodo de incubación de la enfermedad es el tiempo que pasa en que el virus entra a la célula hasta que el número de virus aumenta tanto que ya está produciendo daños importante en el organismo; en el caso del Ébola es de 12 a 21 días.

   El virus del Ébola fue descubierto en 1976, en medio de una gran epidemia en la República Democrática del Congo. Se encontraron portadores asintomáticos de la enfermedad entre tres especies de murciélagos fructíferos poco después de descubierto el virus, dichos animales estaban en la dieta de los lugareños. Cada determinado tiempo, al igual que con los humanos, se dan epidemias en los primates que baja mucho el número de la población de estos animales.

   Los primeros síntomas: fiebre, vómitos, diarrea y malestar general, nos dice que el cuerpo está luchando contra los virus invasores. El dolor de garganta, los vómitos y diarrea explican que el virus entra al paciente por la boca, ojos o nariz, después de haber tocado algún fluido corporal contaminado.

   El primer caso registrado ocurrió en Guinea, un curandero tradicional que había tratado al niño con Ébola, se enfermó, al poco tiempo murió y en medio de un entierro ritual, que incluía tocar el cadáver, trece mujeres, de distintos lugares,  se contagiaron y regresaron a sus aldeas. Con la sospecha de que la enfermedad ya se encontraba circulando, en marzo de 2014, el Hospital Kenema (KGH) estableció vigilancia Ébola en Kenema, Sierra Leona, cerca del origen del brote. Fue entonces cuando se tomaron muestras del virus para ser analizadas en Estados Unidos, cinco de los investigadores que se encargaron de tomar las muestras en pacientes, murieron por la terrible enfermedad. La secuenciación de los nuevos virus y la comparación con secuenciaciones en otras epidemias anteriores revelaron 341 cambios fijas en el genoma del Ébola. Encontrando que hubo una sola transmisión desde el reservorio natural al hombre, seguido de la transmisión de humano a humano durante el brote. La tasa de mutaciones observado es aproximadamente el doble que en anteriores brotes.