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viernes, 24 de octubre de 2014

Palomas Espías de la Segunda Guerra Mundial


 

   En 1940 el ejército francés se encontraban en retirada, los  grupos en desbandada esperaban reagruparse, pero, por el impetuoso avance Nazi, la mayoría eran rebasados por las tropas invasoras y desramados. En medio del caos reinante, tres  jóvenes franceses abordaron un pequeño barco pesquero, con el único propósito de no rendirse, de continuar su lucha desde la Gran Bretaña. Dos de ellos llevaban únicamente su valor y el tercero además cargaba una caja de cartón con palomas mensajeras, a las cuales entrenó y estimaba mucho. Al llegar a la costa se reportaron de inmediato con las autoridades militares inglesas y estos los enviaron con las autoridades francesas en el exilio que, ya para entonces, formaban un ejército francés con los hombres que lograban escapar de la Francia ocupada.   

   Desconocemos los nombres de los jóvenes o la fechas exactas en la que ocurrieron los hecho. Lo único claro es que dos de los jóvenes fugitivos fueron reclutados de inmediato. El tercero, ese que llevaba las palomas mensajeras, se negó rotundamente a deshacerse de sus mascotas. Surgió una discusión de los reclutadores con el joven, pero un oficial se acercó para preguntarle sí las palomas podrían llevar mensajes a Francia. El francés comprendió de inmediato el alcance de la pregunta.

   Pocos días después es liberada la primera paloma que de inmediato vuela a Francia. Es encontrada y llevada a un espía que tenía un equipo de radio con el cual se comunicaba con Inglaterra y con el  resto de Francia, e informa a los aliados de la llegada de la paloma. Así comienza una serie de viajes de las palomas llevando mensajes, instrucciones y pidiendo información. Las solicitudes de información eran trasmitidas a todo el país, la Resistencia buscaba la información, mandaban las respuestas por radio y el espía en la costa francesa sólo recolectaba los datos y los trasmitía a Inglaterra.

   Una noche el operador del radio clandestino escuchó fuertes golpes en la puerta, entendió lo que pasaba. De inmediato trata de quemar todos lo papeles que  tenía en su poder. Cuando busca un objeto contundente para destruir la radio los soldados alemanes entran y lo sujetan, llega un oficial y ordena que se lo lleven.

   Para el operador de radio siguieron firmes interrogatorios, hora tras hora, sin descansos, se fueron sumando las preguntas en medio de una gran presión para el cautivo. El operario resistió un día entero, pero fue el cansancio y la presencia de aparatos de tortura lo que lo hicieron dudar, era sólo otra amenaza más, pero funcionó. Fue sólo un fragmento de segundos, en los cuales una dudo creció en su alma hasta sembrar el miedo, pero fue suficiente para doblegar su alma. Durante los siguientes días dio toda la información que sabía. El oficial nazi le informa que por su colaboración con el enemigo era condenado a muerte.  El operario, desesperado, les ofrece colaborar con ellos para salvar su vida, volviéndose un traidor.

   Los nazis lo llevaron a la casa donde tenía el radio, oficiales de inteligencia revisaban toda la información que pasaba por sus manos y le ordenaban diera respuestas falsas a todos los mensajes que le enviara a la “Abwehr” (Servicio Militar de inteligencia Aliado).

   Ya con el colaborador enviando mensajes falsos, llegó una paloma que tenía en el tubo de aluminio atado a su pata un mensaje en verdad importante: “Informe cantidad de fuerzas y número de unidades zona de Dieppe”. Los nazis sospechaban ya que los aliados planeaban un ataque a esa zona. Le ordenaron al operario que enviara la siguiente respuesta: “En Dieppe 110° división de infantería”. En realidad la división 110° alemana se encontraba en el frente ruso y en cambio en esa área se encontraba otras unidades, más fuertes y mejor armadas, como la 302° división de infantería, ya preparada para la lucha.

   El plan original se llamó primero Operación Dieppe,  consistía en un desembarco de prueba en Francia. Sería algo temporal, entraría a la ciudad de Dieppe la dominaría y tomarían algunos prisioneros para interrogarlos, esperaban retirarse antes de que el enemigo reuniera suficientes fuerzas para atacarlos. También se esperaba probar la supuesta superioridad de la Luftwaffe en una batalla aérea contra la RAF, pero los aviones alemanes nunca aparecieron. Este plan fue cancelada el mismo día de su inicio, el 8 de Julio de 1942. Después se aprobó de nuevo llamándose Operación Jubilee. Se inició el 18 de agosto de 1942 durante la noche y se mantuvo hasta el 19, en una de los grandes fracasos de los aliados en la guerra.  La mayoría de las bajas fueron de soldados canadienses que llegaron a enfrentar a fuerzas enemigas ya preparadas y esperándolos.

   La noticia del fracaso aliado fue escondida. En los periódicos canadienses se anunciaba como una gran victoria. Pero la misma presión del pueblo y la insistencia de los periodistas dejaron al descubierto la pérdida de más de 6 mil soldados, entre muertos, heridos y capturados, y en su mayoría canadienses.

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