Las enfermedades
mentales siempre han sido mal interpretadas. Cualquier intento de comprender la
mente se saturaba con rapidez de supersticiones y maldad. La complejidad del
pensamiento humano y su mente nunca pudo mostrar un camino claro hacia nuestro
subconsciente.
La religión en un
principio trató de justificar las distintas enfermedades mentales como
posiciones diabólicas. Marcando señales, lo que hoy podemos señalar como
síntomas, para poder entender cuál de tantos demonios poseía a las personas. En
caso de la histeria, enfermedad nerviosa muy común entonces como hoy, se
consideraba una posesión erótica, el demonio culpable se conocía como Íncubo,
entidad satánica que tomaba forma de varón y poseía a mujeres. El demonio
Súcubo tomaba forma femenina y atacaba a los varones. Una “posesión” de este
tipo era considerada graba, por lo general, la posesa era condenada a la
hoguera, como única manera de destruir a ese ente del mal.
Ya para mitad del
siglo XIX, se empezó a buscar una vía práctica para poder llegar al
subconsciente de los pacientes. Los primeros pasos se dieron en una entidad de en
Hospital Salpêtrière, ubicada en Paría, una institución muy antigua, dedicada
originalmente para menesterosos, que con el tiempo fue utilizada como Sanatorio
para mujeres con padecimientos mentales.
Uno de sus
directores, el neurólogo Jean-Martin
Charcot, se propuso encontrar la cura
para padecimientos como histeria, para esto utilizaba la hipnosis.
En 1889 Pierre
Janet presentó su tesis doctoral titulada: “Automatismo psicológico. Ensayo sobre las
formas más bajas de la actividad humana”. En ella se
destacaba detalles que Freud tomaría tiempo después para aplicar al
psicoanalicéis.
Con el trabajo
mencionado, Charcot invitó a Janet al Salpêtrière para trabajar, le encargó la
apertura de un laboratorio de psicología experimental en el manicomio. En 1982,
Janet completó su tesis de medicina: "El estado mental de los
histéricos", donde expuso una clasificación de las diversas formas de
histeria, la cual define como un producto de "sugestión psicológica",
esta misma definición se aplica a la hipnosis. De hecho sus trabajos fueron
considerados muy importantes en su tiempo, y desarrolló una exitosa carrera.
Otro de los
visitantes a Salpêtrière fue Segismundo
Freud, llegó ahí después de terminar sus estudios de medicina y la
especialización en neuropatías, atraído por la fama del lugar, esperaba comprender
el método de la hipnosis para tratar la histeria. Freud regresó a Viena y
colaboró con Josef Breuer.
Freud desarrollo
el método del Psicoanálisis, con el cual buscaba entender los fenómenos
subconscientes. La ventaja que este método ofrecía era encontrar una vía
directa al subconsciente de la persona, para encontrar los pensamientos
obsesivos que permanecen ocultos tras cada padecimiento neurótico. Este método
se desarrollo después de muchos años de trabajo y de la experiencia de otros
investigadores.
Originalmente
Freud trató de llegar a la mente de los pacientes con la hipnosis, pero no
encontró los resultados esperados. El diván, donde se recusaran los enfermaos a
la hora de consulta, es una consecuencia directa de esa práctica. De hecho fue
un trabajo personal, utilizándose a él mismo, para investigar, analizando sus sueños,
le permitió desarrollar un método de análisis eficiente.
Partía de la idea
de que el comportamiento o los patrones de ideas no son actos dados al azar,
sino que representan del pasado
emocional, que puede ser sujeto a un análisis. Llegando a suponer que todo lo
que se exterioriza en su reflejo del subconsciente.
El mismo Freud
reconoce en el libre: “La Interpretación de los Sueños”. “…Se demanda al
paciente que se concentre sobre una idea… para comunicarle al médico, sin
excepción alguna, toda idea que se le ocurra con respecto a ella… (Si el
paciente reconoce que no se le ocurre nada) se opone con la mayor energía la
seguridad de que una tal carencia de representaciones es en absoluto
imposible”.
Freud utilizó los
sueños, como una representación fieles de ideas y emociones subsistentes. De
esta manera pudo localizar, con la ayuda del paciente, señales que pudieran
indicar los recuerdos o hechos que el enfermo se niega en reconocer, y que,
latentes en su inconciencia, provocan esos problemas sin plena conciencia del paciente.
En el fondo
existe una lucha subconsciente entre diversas asociaciones idealizadas. Unas de
ellas se manifiestan en la plática con el paciente, pero las otras pugnan por
salir. Esto se traduce en frases de sentido inverso en lo que pretende decir, o
por palabras o hechos sin sentido.
Todo esto condujo
a una Teoría de la represión de los actos mentales o de complejidad psíquica.
Con ellos está íntimamente relacionado la patología de la psiconeurosis. Estos
no son más que las expresiones de emociones y afectos reprimidos. Esta
complejidad pertenece al subconsciente, donde se forman estados obsesionantes.
Hay un verdadero simbolismo en la sintomatología del psiconeurosis. Freud
concedió gran importancia como revelador de la vida subconsciente a los sueños.
La terapia
consiste en legar al complejo psíquico reprimido. De aquí la necesidad de
repetidas y pacientes exploraciones, y cuando el enfermo oponga
inconscientemente resistencia, más tiempo se necesitará. Por esto lleva el
nombre de Psicoanálisis, porque se dirige lucido y consciente. Se requiere
largo tiempo y se tiene que educar al paciente que debe ser observador de si
mismo y recordar hechos a veces muy lejanos. Se realiza en condiciones pacificas,
en silencio y obscuridad, tendido den diván. Se procura que él hable hasta hallar
el complejo reprimido, la observación sagas encontrara las ideas y emociones latentes,
cuando éste aún no se de cuanta.
Este método fue
el primero que pudo abrir camino a los médicos al subconsciente de pacientes y
permitir la primer cura para enfermedades mentales ligeras.